Ansiedad, disturbios del sueño, culpa y depresión
Ansiedad, disturbios del sueño, sentimientos de culpa y depresión son algunos de los síntomas que sufrieron los maquinistas de trenes del área metropolitana que participaron en accidentes ferroviarios en los que hubo arrollamiento de una persona o de un vehículo.
Se trata del llamado “trastorno por estrés postraumático” que padecen ese tipo de trabajadores luego de alguno los episodios referidos, según un estudio realizado por la Superintendencia de Riesgo de Trabajo (SRT).
Entre las consecuencias, el informe, también, revela la presencia de sentimientos intensos de estrés emocional; pensamientos perturbadores; creencias de que ser maltratados e incomprendidos; probables experiencias de pérdida de control sobre el pensamiento; trastornos emocionales generales; aislamiento; desánimo, inadecuación; perturbación en la concentración; tensión nerviosa; y problemas somáticos, (especialmente taquicardia y disnea).
La lista de padecimientos incluye además: fatiga; nerviosismo; miedo, pesimismo, amargura, problemas de expresión de la ira; pérdida o ganancia de peso; entre otros.
Como muestra de la dimensión del problema, el informe transcribe declaraciones de uno de los trabajadores encuestados: “Desde el visor hasta el final de la locomotora tenés como 12-13 metros y aunque frenaste, no sabés si lo pisaste o no hasta que te bajás a ver qué pasó. Y vos te quedas re acelerado y tenés que seguir ‘porque hay que sacar horarios’ y te dicen: ‘no hay cuerpo, dale, dale, seguí’. Yo una vez tuve que pedir relevo porque me temblaban las piernas”.
A los trabajadores este tipo de accidentes se les presentan como sucesos “impredecibles, imprevisibles y súbitos”. Sumada a una característica principal del trabajo del conductor de trenes: La ausencia de autonomía de maniobra frente a los arrollamientos. Las posibilidades de evitarlos son escasas.
“Cuando salgo para ‘laburar’ trato de no pensar, pero te pasa en cualquier momento y en cualquier turno, y, últimamente, estoy tan flojo que cuando es ‘ese momento’ me tapo los ojos. Antes, fui probando, toco bocina y me parece que se asustan y es peor. No toco bocina y creo que si la hubiera tocado lo salvaba. Qué se yo, no sabés qué hacer, no puedo volantear”, declaró unos de los trabajadores ante los investigadores.
Los accidentes por arrollamiento se repiten con frecuencia, en el Área Metropolitana. En el período 2003- 2005, ocurrieron 1.591. Un promedio de 1,5 accidentes por día (Fuente: datos aportados por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte - CNRT).
El estudio se realizó sobre una muestra compuesta por 201 trabajadores maquinistas. El 47 %, conductores de diesel; el 27 %, ayudantes; y el 26 %, maquinistas de trenes eléctricos. Con un promedio de edad de 42 años y de antigüedad en el trabajo de 18 años. El 100% de la muestra participó en al menos 1 arrollamiento.
A la tragedia en general se agrega un fantasma mayor: Los accidentes en los que participan niños: “Tengo muchos años en este trabajo, hay lugares por donde pasamos en los que siempre están jugando los chicos. No podés parar pero si nos escucharan... algo se puede hacer. Se te congela la sangre cuando pasas por ahí. Los pibes no tienen la culpa. Arrollar un pibe es mortal para nosotros, yo tuve muchos (accidentes) pero nunca un pibe. Me faltan pocos años para jubilarme ¿crees que va a cambiar mi vida porque no maneje más? No se te olvida nunca, cada uno es distinto pero todos son iguales”, manifestó otro ferroviario en la consulta.
“El marco normativo de la Resolución SRT N° 315/02 establece el procedimiento de prevención y tratamiento del stress postraumático suscitado a raíz de accidentes por arrollamiento en el ámbito ferroviario, cuyo resultado sea la muerte o lesiones de la o las víctimas, y además especifica la necesidad de contar con análisis técnicos y estudios detallados sobre estrés postraumático, en particular para casos de accidentes con arrollamiento, se informó desde la SRT.